cuando se lo llevaban para crucificarlo, echaron mano de un tal Simon de Cirene, que venia del campo, y le cargaron la cruz para que la levaran detras de Jesús. Lo seguia una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por el . Jesús se volvui hacia ellas y les dijo.
-mujeres de Jerusalen no lloreis por mi; mirad mas bien por vosotras y vuestros hijos. Porque vendran dias en que se dira: Dichosas las esteriles, los vientres que no engendraron los pechos y que no amamantaron; Y A LAS COLINAS:¡aplastaos!. Porque su esti haceb cib ek keño verde ¿que aran con el seco?
Levaban tambien con el a otros dos malhechores para ejecutarlos.
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